Como viene siendo habitual, hablar de Juan Pablo II en Polonia es todo un orgullo. Precisamente, eso es lo que sienten muchos polacos estos días ante la canonización del Papa.
1. Siervo de Dios. Se realiza una exhaustiva averiguación con personas que conocieron al candidato para saber si en verdad su vida fue ejemplar y virtuosa. Si se logra comprobar por el testimonio de estas personas que su comportamiento fue ejemplar, la Iglesia le declara «Siervo de Dios».
2. Venerable. Aprobación de la «positio», un documento en el que incluyen, además de los testimonios de los testigos, los principales aspectos de la vida, virtudes y escritos del Siervo de Dios. Si por estas detalladas averiguaciones se llega a la conclusión de que sus virtudes, fueron heroicas, el Santo Padre lo declara «Venerable».
3. Beato. Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro.
En el caso de Juan Pablo II, fue la curación milagrosa de la religiosa francesa Marie Simon-Pierre, que trabajaba en una maternidad católica y sufría un párkinson. Resultó curada de la noche a la mañana cuando su comunidad pidió el milagro a Juan Pablo II. El Papa Wojtyla fue proclamado beato por Benedicto XVI el 1 de mayo de 2011, seis años y un mes después de su muerte.
4. Santo. Para la canonización es necesario otro milagro atribuido a la intercesión del beato y ocurrido después de su beatificación. En el caso de Juan Pablo II, ha sido la curación milagrosa de Floribeth Mora, que sufría un aneurisma cerebral. El Papa Francisco ha decidido que para proclamar santo a Juan XXIII era suficiente con el primer milagro y no hacía falta demostrar un segundo.
Juan Pablo II ha tenido más suerte que otros Papas, ya que el proceso ha sido rápido. Para la mayoría de los Santos declarados por la iglesia han tenido que pasar trámites para su beatificación y canonización de 30, 40, 50 y hasta cien años o más.
1 comentario:
Jan Paweł II największy autorytet moralny naszych czasów... Sercem ogarnął cały świat poprzez pielgrzymki (104)i przemówienia będące przykładem żywej wiary.
Dziękuję za wspomnienie o JPII.
Ryszard
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