martes, 23 de diciembre de 2014

Kompot Wigilijny - Bebida Navideña Polaca

En Navidad no se puede beber alcohol, o por lo menos esa es la tradición polaca que yo he conocido. Para sustituirlo, los polacos preparan una bebida llamada kompot, hecha a base de fruta, especias y un preparado de ingredientes secos que le da un sabor muy especial.


Receta de  Kompot Wigilijny (Kompot de Noche Buena) para 8l de agua.


Esta receta se prepara un día antes de Noche Buena para que repose y el agua absorba el sabor de los frutos bien. Se puede añadir más fruta seca si que quiere un sabor más intenso.

Ingredientes

Szuszony owoce


  • 250gr  szuszu (preparado frutas secas que se encuentran en los supermercados polacos) de:
    • peras
    • manzanas
    • ciruelas
  • 2 o 3 manzanas reineta
  • orejones (al gusto)
  • 2 rodajas de limón
  • clavo (entero)
  • 200gr azúcar
  • 8l de agua

Preparación

Frutas secas en la olla

  1. Pelar y trocear las manzanas.
  2. Poner los todos los ingredientes en la olla.
  3. Añadir el agua fría y poner al fuego.
  4. Hervir durante 5 - 10 minutos.
  5. Retirar el limón.
  6. Dejar enfriar y guardar en un lugar fresco.
Esta bebida se presenta normalmente en una jarra con los trozos de fruta, pero al servir en los vasos no se deja caer ningún ingrediente.

Cuando lo probé no supe si me gustaba o no. Como pasa con los sabores nuevos, hay que probarlo varias veces para decidirlo, así que no os extrañéis si lo encontráis raro al principio e intentar darle una oportunidad: a ellos en general les chifla.


Kompot Wigilijny

martes, 21 de octubre de 2014

Ida

Esta película polaca se recorrió media Europa, incluso llegó hasta los cines españoles, por lo que cabe intuir que tiene que tener algo muy bueno.


Ida es una joven que está a punto de celebrar sus votos en el convento donde vive desde que era niña, cuando se va a ver al único familiar que tiene para que le ayude a encontrar el lugar donde enterraron a sus padres fallecidos durante la ocupación nazi.

En esa pequeña aventura, Ida se enfrenta a la vida de excesos que lleva este familiar, al igual que a la dura historia que vivieron sus padres.

Este drama, está ambientado en la Polonia comunista, y como no podía ser de otra manera, transcurre en blanco y negro, lo cual hace que la historia tenga un halo de misterio añadido.

Algo que resalta son las localizaciones y las actuaciones, sobre todo de Agata Trzebuchowska (Ida) y Agata Kulesza (Wanda). Dirigida por Pawel Pawlikowski en 2013, la película logró hacerse con numerosos premios:

2013: Festival de Toronto: Premio FIPRESCI (Special Presentations)
2013: Festival de Gijón: Mejor película, actriz (Kulesza), guión, dirección artística
2013: Festival de Londres: Mejor película
2013: Festival de Varsovia: Mejor película

2013: Premios David di Donatello: Nominada a mejor película europea

La recomiendo por su historia y todo lo mencionado anteriormente. Sin embargo, encontraréis que es algo lenta: la historia lo requiere.

Ida - imagen que me recordó a mis viajes por Polonia






lunes, 22 de septiembre de 2014

Campeones del mundo: Polonia - Volleyball

Ayer fue un gran día para la selección polaca de volleyball masculino tras ganar la final contra Brasil, en un partido que puso nervioso a todo el que lo vio.


Fue todo un reto, ya que Brasil es siempre el favorito, con 13 medallas en su poder, mientras que Polonia tiene 5. El marcador final 3-1 (93-92)

Me parece muy extraño que la prensa española no se haga eco de la noticia, supongo que en parte será debido a que España no se clasificó para jugar el mundial.

Esta victoria enorgullece a todos los polacos y parece que se quitan una espinita por no ganar grandes premios en otros deportes.

Mi enhorabuena al equipo y a todos los polacos.

Os dejo con la entrega de medallas:




lunes, 15 de septiembre de 2014

Cómo recuperar maletas robadas en Polonia

Esta es la historia y reflexión de lo que nos pasó a mi hermano y a mí este verano en Wrocław recién bajados del avión.


Aeropuerto en Wrocław
Toda historia tiene un comienzo, en este caso agradable y lleno de ilusiones y nervios. Mi hermano y yo viajábamos a Polonia con la intención de quedarnos durante todo el mes de agosto para realizar cursos de diversa índole. En realidad, el destino nos puso juntos en este viaje, ya que en un principio no planeábamos pasar juntos el verano, y mucho menos en Wrocław.

El vuelo transcurrió con normalidad: en un vuelo de domingo llevo de españoles y polacos no puedes esperar otra cosa que polacos desesperados por encontrar un lugar para su maleta de mano y españoles perdidos intentando comunicarse en spanglish para solucionar problemas. Vamos, algo muy ameno.

Aterrizamos. Salimos del avión: hace sol y bastante calor. Recogemos las maletas. Todo bien.
Salimos de la moderna terminal y encontramos un taxi. El hombre muy simpático, con el que entablé una agradable conversación durante el camino. Ya estaba en Polonia, me encontraba contenta. Ahora sólo faltaba encontrar mi piso y conocer a la persona con la que iba a vivir durante todo un mes.

De repente, el sol desaparece y comienzan a juntarse unas nubes muy negras sobre la ciudad. Comienza a llover a lo loco. Encontramos la calle, el portal. El taxista decide esperar hasta que amaine un poco la lluvia, pero yo decido bajar, sin importarme que pueda empaparme: quería llegar a casa.

Mi compañera de piso nos esperaba abajo con un paraguas dispuesta a ayudarnos con las maletas. Nuestro apartamento se encontraba en el quinto piso; no, no había ascensor. Decidimos dejar las maletas de mi hermano en el rellano porque la compañera de piso aseguraba que era seguro. Entre mi hermano y yo subimos las maletas al quinto piso y decidimos esperar un poco hasta que la lluvia dejara de ser tan fuerte, para irnos a la residencia de estudiantes donde se alojaría él.

Tras un rato le digo a mi hermano que baje a comprobar que las maletas siguen allí. Baja. Sube. Todo en orden. Antes de salir comprobamos los tranvías y autobuses que nos llevarían hasta la residencia. Nos despedimos de la compañera de piso y bajamos.

No hay ninguna maleta en el rellano. "¿Es una broma?" le pregunto a mi hermano. "¿Dónde las has metido?". Por la reacción de mi hermano entiendo que no existe broma alguna. Sale disparado del edificio, sin saber muy bien adónde ir. Yo empiezo a llamar a la puerta de dos vecinos que viven en el rellano. No saben nada. No han visto nada.

Enfrente de la puerta principal, junto a las escaleras, había una puerta que llevaba a un patio trasero donde todos los vecinos de esa manzana podían aparcar sus coches y tirar la basura en los contenedores. Esa puerta se encontraba abierta. Salí corriendo y pregunté a personas a las que nunca me habría acercado antes: borrachos y gente de mal vivir. Nadie había visto nada.

La desesperación hizo que dejara de preguntar y buscara a mi hermano, que se había ido corriendo a rodear la calle - el ladrón tendría que estar en algún sitio, porque las maletas eran pesadas.

Komisariat Policji Wrocław-Ołbin
Encontré a mi hermano y juntos comenzamos a correr por unas calles desconocidas de un barrio, que resultó ser uno de los más conflictivos de la ciudad, según taxistas y policías. Preguntamos a un señor desaliñado, tampoco vio nada, pero nos dijo que más adelante había una estación de policía.

Sin pensarlo dos veces, fuimos a informar a la policía. Entramos, y con mi polaco tembloroso empecé a contar la historia. El agente me miraba con cara de "niña, ¿cómo c**** quieres que te ayudemos?". Empezaron a preguntarme por el valor de lo que llevaban las maletas y de si había algún portátil dentro. Luego me empezaron a preguntar por qué habíamos dejado las maletas en el rellano, que este barrio es peligroso, que a saber dónde estarían ahora, que nos olvidáramos.

Finalmente llamaron al inspector de guardia. Un hombre joven, no muy alto, rapado y regordete. "Ahora empieza la aventura" pensé. "A perder el tiempo mientras los ladrones corren por las calles de Wrocław". Nos llevó a su oficina y empezó con las preguntas. Tomó algunas notas y nos dijo que lo único que podían hacer era dar parte del ordenador robado porque tenía un número de serie que se podía meter en una base de datos. Por lo demás no podían hacer nada legalmente.

Lombard
También nos informó de todos los lombard (tiendas de segunda mano dedicadas a aparatos y herramientas en general) de la zona, apuntando en un papel las calles. El plan era ir al día siguiente (lunes) e interesarse por ordenadores en general y una vez que lo encontráramos, informaríamos a la policía.
A parte de eso, teníamos que volver al piso y preguntar a todos los vecinos. Pues eso hicimos. Volvimos al piso y comencé a llamar puerta por puerta y a contar mi historia mil veces, hasta que llegué a una abuelita. Le empecé a contar y me paró en seguida. "Es el drogadicto de arriba, acaba de venir pidiéndome dinero para sus drogas y me ha preguntado si las maletas eran mías, como yo no sabía de qué iba le he dicho que no sabía nada. Estoy segura de que ha sido él". En ese momento dos cosas pasaron por mi cabeza: 1. ¿Drogadicto? y 2. ¿Vamos a su casa a preguntarle?

Decidido: vamos a preguntarle. Por suerte la mujer decidió acompañarnos. Tocamos varias veces, pero no abrió nadie. La mujer llamó al vecino y un hombre salió, como lo hicieron otros vecinos, en calzoncillos y camiseta blanca (?!?!). Le contó la historia, pero el hombre decía que no había visto ni oído nada. En eso baja mi compañera de piso y otra vez a contar la historia.

Acompañamos a la mujer a su casa y tras perder mucho el tiempo hablando con ella, llega el supuesto vecino drogadicto y le "informamos" de la historia de las maletas, por si "sabía" algo. Obviamente no sabía nada.

¿Qué hacer entonces?
A pesar de los nervios y de no poder creer lo que estaba pasando, decidimos volver a la policía e informar de lo que dijo la mujer mayor: había una pista. Además, habíamos conseguido el código de referencia del ordenador.

Volvimos a hablar con el inspector, nos escuchó atentamente y decidió que nos acompañarían al piso y le preguntarían al sospechoso. Mientras esperábamos a la patrulla que se encontraba en otro sitio del barrio, pensamos que tendríamos que ir de compras: mi hermano no tenía ni calcetines para comenzar la semana y su curso.

Recién llegados al piso
La patrulla había llegado, así que era el momento de volver al piso. Nos subimos en un coche "normal" con un policía uniformado y el inspector de paisano. Subieron al tercer piso, tocaron el timbre pero "no había nadie en casa". Hablaron con el vecino de los calzoncillos y así corrió la voz en el bloque.
Nosotros tuvimos que volver a la comisaría a escribir la denuncia y a que tomaran mis datos de una manera más formal. A pesar de que el inspector apreció mi buen nivel de polaco, decidió escribir él la denuncia. De todas formas el proceso llevó cierto tiempo, eran las 19.00 y nos dimos cuenta de que todavía no habíamos comido desde la hora del almuerzo. Todavía teníamos que ir a comprar cosas básicas para mi hermano y cambiar algo de dinero.

Al acabar, nos dirigimos hacia un centro comercial que recordaba de mi última visita a la ciudad. A medio camino comenzó a llover y unos minutos más tarde recibo una llamada: mi compañera de piso me dice que el "drogadicto" había ido a visitarnos a casa y le dio un papel que decía "$50" acompañado de gestos que parecían describir maletas. ¡Nos estaba pidiendo un rescate!

Allí estábamos nosotros, a medio camino del centro comercial, bajo la lluvia, tratando de hacer lo correcto. ¿Nos estaría timando? ¿y si le dábamos dinero y no nos devolvía las maletas? ¿deberíamos ir antes a comprar algo por si acaso? ¿deberíamos ir antes a la policía?...

Decisión: ir a cambiar dinero y volver a casa y aceptar el rescate.

Al llegar a casa, mi compañera me explicó de nuevo qué pasó y en unos minutos el tío estaba allí intentándonos vender la historia de que conocía a los "hombres malos" que tenían las maletas. Que necesitaban dinero. Por supuesto no le di 50€, le di algo menos con la condición de que cuando nos devolviera las maletas le daríamos algo más. Cuando ció los euros se le iluminó la cara así que aceptó muy feliz y nos dijo que esperáramos en casa, que vendría en 15 minutos.

Yo no me quería quedar en casa, así que salí y me asomé a la ventana que daba al patio interior - lo vi irse por una puerta. Bajé hasta su piso para evitar que se metiera en su casa y pasara de nosotros. Ya era tarde y no podíamos ir a comprar nada: tenía que devolvernos las maletas.

Las luces de la escalera se encendieron, nosotros esperábamos sentados en los escalones. El vecino nos vio y nos dijo que tenía que volver a irse. Se metió en su casa, se cambió de ropa y nos dijo que volvería en 10 minutos, que nos fuéramos a casa y que no llamáramos a la policía.

Ya estábamos muy cansados, hambrientos, tristes y al día siguiente teníamos que empezar nuestros cursos. Todavía no habíamos ido a la residencia... y parecía que no íbamos a conseguir nada.
Finalmente decidimos meternos en casa para que pudiera sacar las maletas de su casa tranquilo. A los 10 minutos teníamos las maletas allí: la grande estaba rota, la ropa revuelta. No lo podíamos creer, el ordenador también estaba (entonces para qué c**** robó nada). La verdad es que faltaban algunas cosas (perfumes y una sudadero de buena calidad).

A continuación nos dirigimos a la residencia para informar de que mi hermano había llegado, pero volvió a mi casa para pasar la noche: a las 23.00 nos comíamos la comida-merienda-cena.

La aventura continúa con la compra de una nueva maleta y con el cambio de piso - no queríamos vivir ni en ese piso ni en ese barrio.

Moraleja: no dejéis las maletas solas :) / Sé valiente / Aprende idiomas, nunca sabes cuándo te harán falta.

Agradecimientos:
Gracias al simpático inspector de policía por sus consejos y por su ayuda: intentó solventar el problema.
Gracias a mi hermano, por ser valiente y guardar la compostura.
Gracias a la vecina, que también fue de gran ayuda.
Gracias a mi compañera de piso, por ser valiente al abrirle la puerta de casa al ladrón.
Gracias a mi familia y a mi chico por ser pacientes y ayudarnos en todo lo que necesitamos.




miércoles, 10 de septiembre de 2014

Czesław Miłosz


Dla Damiana, bo uwielbiam jak recytujesz

Czesław Miłosz es uno de los Premios Nobel de literatura polacos y por tanto uno de los poetas más queridos de este país.


Nacido en la localidad lituana de Vilna en 1911, Milosz vivió una infancia y una adolescencia marcadas por los continuos exilios dentro y fuera de Polonia, su verdadera patria -“Llevo en mi recuerdo a Lituania, un país de leyendas mitológicas y poesía. Mi familia, en el siglo XVI, ya hablaba polaco (…) Soy pues un poeta polaco y no lituano. Pero los paisajes y también posiblemente el espíritu de Lituania nunca me abandonaron”, confesaba en su discurso  de investidura del Nobel.


Desde 1961  hasta su muerte, vivió en California donde ocupó la cátedra de Lenguas y Literatura Eslava de la Universidad de Berkeley. En 1977 recibió el título de Doctor Honoris Causa en Letras por la Universidad de Michigan y en 1980 el Premio Nobel de Literatura.

Tradujo al polaco obras de Baudelaire, T. S. Eliot, John Milton, Shakespeare, Simone Weil, y Walt Whitman.
En 1993, regresó a Polonia -en donde su obra estuvo prohibida durante tres décadas- y murió en Cracovia en el año 2004.

Su obra poética


Su obra en verso pasa por diversas etapas: 
  • La polaca de entreguerras; 
  • La de los inicios de la guerra, con el telón de fondo de Varsovia destruida y la presencia del gueto observado por sus ojos de cristiano, centrada en la interrogación de la historia, como pidiéndole explicación; 
  • La de su estancia en Francia durante la contienda y aún ya finalizada ésta, tocada por el lenguaje del surrealismo pero realista en lo temático, recorrida por los contrastes entre la ciudad del arte y el horror proveniente de su país sembrado de campos de concentración;
  • La de su permanencia en Norteamérica durante los años de adulto.
  • La de su regreso a la tierra de sus ancestros, a la que, poco después, convertiría en residencia alternativa. 
El pasado año 2011 se celebraron 100 años desde el nacimiento de Czesław Miłosz. Gracias a los eventos y coloquios sobre el poeta, fueron muchos los que comenzaron a conocer a este gran autor. Con este fin, se publicó la antología poética más grande en español, traducida por Xavier Farré, titulada Tierra Inalcanzable.

Muchos fueron los artistas que hicieron un hueco en sus obras para dedicárselo a Miłosz. Me viene a la mente Aga Zaryan, que en su álbum "A Book of Luminous Things" convirtió seis de sus poemas en canciones.

A continuación os presento dos de mis poemas favoritos, en parte porque tuve la suerte de escucharlos recitados por un buen amigo polaco en un pub perfectamente iluminado para la ocasión, situado en el Rynek (plaza central) de Wrocław.

El primero Miłość (amor) y el segundo Nadzieja (esperanza) - traducciones al inglés en los enlaces:


Miłość to znaczy popatrzeć na siebie,
Tak jak się patrzy na obce nam rzeczy,
Bo jesteś tylko jedną z rzeczy wielu.
A kto tak patrzy, choć sam o tym nie wie,
Ze zmartwień różnych swoje serce leczy,
Ptak mu i drzewo mówią: przyjacielu.
Wtedy i siebie, i rzeczy chce użyć,
Żeby stanęły w wypełnienia łunie.
To nic, że czasem nie wie, czemu służyć:
Nie ten najlepiej służy, kto rozumie.  



Nadzieja bywa, jeżeli ktoś wierzy,

Że ziemia nie jest snem, lecz żywym ciałem,

I że wzrok, dotyk ani słuch nie kłamie.

A wszystkie rzeczy, które tutaj znałem,

Są niby ogród, kiedy stoisz w bramie.
Wejść tam nie można. Ale jest na pewno.

Gdybyśmy lepiej i mądrzej patrzyli,

Jeszcze kwiat nowy i gwiazdę niejedną

W ogrodzie świata byśmy zobaczyli.
Niektórzy mówią, że nas oko łudzi

I że nic ne ma, tylko się wydaje,

Ale ci właśnie nie mają nadziei.

Myślą, że kiedy człowiek się odwróci

Cały świat za nim zaraz być przestaje,

Jakby porwały go ręce złodziei.

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